¿Es bueno comer huevos en dietas hipocalóricas?

Durante décadas, el huevo ha sido castigado por su contenido en colesterol, pero se ha demostrado que su consumo es beneficioso para la salud y que tiene muchas propiedades. En tortilla, revuelto, pochado, frito, cocido o pasado por agua. La versatilidad del huevo es tan amplia como los mitos que lo rodean.

El huevo es famoso por su proteína (6,4 g por unidad) y por su mínima cantidad de hidratos de carbono (0,34 g por huevo). Además de por la cantidad de proteína, destaca por la calidad de la misma, equiparable a las de la carne y el pescado, ya que son de alto valor biológico: tiene todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita y en proporciones altas.

La proporción entre sus grasas saturadas (35 %) e insaturadas (65 %) lo convierte en un alimento nutricionalmente muy recomendable y, además, es la mejor fuente dietética de colina, un nutriente de la yema que es importante para la formación y el funcionamiento normal del cerebro y el sistema nervioso. Tiene hierro, zinc, fósforo, potasio, ácido fólico y vitaminas A, D, E, B3 y B12.

El secreto de por qué el huevo es imprescindible se encuentra nada más romper la cáscara, cuando queda al descubierto la clara -que contiene proteínas, vitamina B2, niacina, yodo y potasio- y la yema, que aglutina casi todos los nutrientes -grasa saturada, monoinsaturada, colesterol, vitaminas A, D, E, K, B1, B6, B12, colina, luteína, zeaxantina, zinc, calcio, fósforo, hierro, cobre y selenio-.

Un huevo tiene unas 75 calorías, aunque dependerá de cómo se cocine (no es lo mismo cocido que frito). Pero es uno de los alimentos de origen animal con mejor composición de grasa: en 100 g (2 huevos), 9,7 g son grasas, el 65 % de ellas monoinsaturadas. Está recomendado en la gran mayoría de dietas de adelgazamiento supervisadas por profesionales por su poder nutricional y su alto índice de saciedad.

Algunas investigaciones de los años setenta aconsejaban no tomar alimentos que contienen colesterol, porque creían que incrementaban el colesterol malo. Hoy en día se sabe que no es así. Tener el colesterol alto es consecuencia de una mala alimentación en general, pero sobre todo de una dieta compuesta por azúcares libres y grasas saturadas, ya que estas grasas favorecen la producción de las lipoproteínas que transportan el colesterol malo, que es el que puede crear obstrucción de las arterias y restringir el flujo sanguíneo al corazón y al cerebro. Las grasas insaturadas del huevo tienen un efecto reductor del colesterol.

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